En la idílica comuna de Navidad, en la región de O’Higgins, Chile, se esconde un tesoro natural de inigualable belleza: el Santuario de la Naturaleza “Bosque de Calabacillo”. Este santuario, declarado en 2013, es un refugio para la biodiversidad y un paraíso para los amantes de la naturaleza.

El “Bosque de Calabacillo” se distingue por su impresionante conjunto de algas pardas (Macrocystis pyrifera), que forman un ecosistema único. Este bosque submarino es no solo un espectáculo visual, sino también un área de gran importancia científica, atrayendo a investigadores y curiosos por igual.

La comuna de Navidad no solo ofrece bellezas naturales sino también un rico tapiz histórico. Fue visitada por Charles Darwin en el siglo XIX, quien quedó fascinado por su geología única. El área ha sido un punto de interés para científicos de todo el mundo, añadiendo un toque de misterio y descubrimiento al visitarla.

Más allá del santuario, Navidad invita a disfrutar de sus playas y paisajes. Los turistas pueden sumergirse en actividades acuáticas, explorar la flora y fauna local o simplemente relajarse en la serenidad del océano. La hospitalidad de la comuna y sus servicios turísticos aseguran una estadía confortable y memorable.

La comuna de Navidad y su santuario representan un compromiso con la conservación y el turismo sostenible. Este destino no solo es un escaparate de la belleza natural de Chile, sino también un modelo de cómo la naturaleza y la humanidad pueden coexistir en armonía.

Entre sus habitantes destacan el choro maltón, la jaiba mora, los lenguados y las corvinas, cada uno aportando de manera única al ecosistema.

El choro maltón, un molusco bivalvo, es conocido por su concha robusta y su carne jugosa, siendo un alimento predilecto en la gastronomía local. Estos moluscos se adhieren firmemente a las rocas y son un indicador de la salud del ecosistema marino.

La jaiba mora, por su parte, es un crustáceo distintivo por su caparazón oscuro y patas largas. Esta especie juega un rol crucial en el equilibrio del ecosistema al ser tanto depredador como carroñero, contribuyendo a la limpieza del fondo marino.

Los lenguados, peces de cuerpo plano, son maestros del camuflaje, mimetizándose con el fondo arenoso para capturar a sus presas. Su presencia es un indicador de aguas limpias y fondos arenosos saludables.

Por último, las corvinas, peces de cuerpo alargado y plateado, son conocidas por su valor comercial y deportivo. Estos peces son fundamentales para la pesca local y se destacan por su rápido crecimiento y capacidad de adaptación a diferentes ambientes marinos.

En conjunto, estas especies no solo enriquecen la biodiversidad del “Bosque de Calabacillo”, sino que también son vitales para el mantenimiento de un ecosistema marino saludable y equilibrado.

El “Bosque de Calabacillo” es una joya en las costas de Navidad. Su combinación de historia, naturaleza y turismo sostenible lo convierten en un destino imperdible para cualquier viajero. Este santuario natural es un recordatorio de la maravilla y la importancia de preservar nuestros ecosistemas únicos.

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